Mis novelas

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martes, mayo 11, 2021

LAS VEREDAS DEL SERTÓN

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DE LIBROS Y OTROS PLACERES

Uno de los grandes retos para lectores avezados es la novela del brasileño Guimaraes Rosa, titulada Gran Sertón: Veredas. Un extenso monólogo en que el narrador-protagonista, Riobaldo Tatarana, nos cuenta su vida. Él es un yagunzo, es decir, una especie de guerrillero que, con su grupo, lleva una existencia errante a través del territorio brasileño denominado Sertón. El autor de este monumento literario, Guimaraes Rosa, era un médico, nacido en Minas Gerais en 1908 y fallecido en Río de Janeiro en 1967. Su pasión era el lenguaje, los lenguajes, pues llegó a dominar más de 10 idiomas de manera autodidacta. Y los localismos, las palabras procedentes de las tribus precoloniales de su país, así como los arcaísmos, le parecían tesoros dignos de coleccionar a través de sus letras. A ellos agregaba, cuando el texto “lo pedía”, neologismos, es decir, palabras de su propia invención.

Rosa amaba también su tierra, el Sertón brasileño, una vasta región geográfica semiárida, con varias colinas de poca altura y cruzada por dos grandes ríos: el Jaguaribe y el Piranhas.

No es fácil, ciertamente, “conectar” con dicho narrador y dejarse llevar a su mundo, tan diverso del nuestro, y a su día a día que, en palabras de uno de los miembros de mi círculo de lectura, nos recuerda a Robin Hood. Sin embargo, una vez que se consigue entrar a ese Sertón, el viaje por las distintas veredas se convierte en una experiencia fascinante. La vereda del lenguaje, la de las diversas especies de plantas y animales, nuevas para nosotros, pero, sobre todo, la vereda de la exploración interior: el conflicto de conciencia permanente en el discernimiento del bien y el mal. La tentación omnipresente del amor prohibido, de la crueldad injustificada, de la traición o de dejarse llevar por los apetitos de la carne.

El Sertón, nos dice el narrador, es la vida. Y este es un libro sobre la vida, sobre el sentido de la existencia del ser humano y sus acciones, relaciones, sentimientos y pensamientos.

La crítica ha comparado El Sertón: Veredas, con el Ulises de Joyce y, por ende, con la Ilíada; solo que este periplo existencial tiene como escenario un territorio de nuestro continente y de un tiempo menos lejano que el de Homero. No en balde se considera a Guimaraes Rosa el mayor escritor de las letras brasileñas y a esta novela una de las 10 imprescindibles de la literatura latinoamericana.

Les recomiendo, amigos, este viaje de poco más de 500 páginas, hay un antes y un después de su lectura. Comparto una probada de esta obra:

Era una noche de toda hondura. Estaba corriendo un viento extraño por aquella época, por ser un viento por momentos del sur, por momentos del norte: según se frotará un fósforo, o se tirara un puñado de arena fina clara hacia arriba, uno se daba cuenta. Anduvimos. Pero, ahora, yo ya había cambiado mi sentir, que era por Diadorim solamente una amistad, reyreal, exacta de fuerte, más que amistad.

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