Seguimos, amigos, recorriendo los pueblos
tradicionales del municipio de Metepec. Hoy visitaremos el pueblo de
San Jerónimo Chicahualco, que ha quedado hundido ya en el Metepec urbano,
rodeado por las avenidas de mayor tránsito: Paseo Tollocan, Las Torres y Pilares.
Sin embargo, en el pasado colonial, era el pueblo más alejado para los frailes,
distante ocho kilómetros de la parroquia. Lo visitaban solamente un domingo al
mes, además del 15 de agosto y el 30 de septiembre, día de su santo patrono.
Durante los primeros años de aquel periodo, este pueblo, cuyo nombre
náhuatl significa “en el lugar de la fortaleza”, se dedicó a San Jerónimo,
considerado doctor de la Iglesia por su traducción de
Ese santo representa también un ejemplo de autocontrol, pues cuenta su
historia que se flagelaba golpeándose el pecho con una piedra para deshacerse
de malos pensamientos. Quizás por esa imagen de fortaleza, le dedicaron los
frailes el pueblo cuyo nombre tiene ese significado.
La iglesia de San Jerónimo ha corrido con suerte similar a la del
pueblo. Si bien parte de la fachada y algunas de las imágenes en el interior
dan cuenta de la antigüedad del culto, las capillas anexas, dedicadas a San
Lucas y San Luquitas, construidas durante el siglo XX, con acabados modernos,
agreden el estilo original de la capilla.
En San Jerónimo se celebran varias fiestas importantes, todas de origen religioso.
En primer lugar, la del santo patrono, el propio San Jerónimo, el 30 de
septiembre. Se lleva a cabo, desde luego, un novenario, procesión con el santo
en andas, salvas de cohetes, feria y baile. De igual forma se festeja a San
Lucas, el 18 de septiembre.
Se realiza también una procesión el día de Corpus Christi. Y, como un todo el municipio, es de gran
importancia la fiesta a San Isidro Labrador.
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