Si miramos con atención, y sin bloquear la imaginación, un mapa de Metepec, podremos deducir, como alguna vez lo hicieron nuestros antepasados, que tiene forma de pájaro. En la cola del ave se encuentra el pueblo de San Miguel Totocuitlapilco, cuyo nombre náhuatl significa, exactamente, en la cola del pájaro. Tal situación geográfica determinó también el santo a que lo encomendaron los evangelizadores, cuando se españolizó y cristianizó a todos los pueblos de la nueva colonia.
San Miguel, el Arcángel, enemigo del demonio, a quien solía consagrarse los sitios limítrofes (para que el santo, armado de su espada, les ayudase a mantener fuera de las fronteras a los enemigos), así como lugares de culto a los ídolos, considerados demonios por los frailes cristianos.
Como en el vecino Mexicalzingo (lugar de los mexicas nobles), en San Miguel, una de las comunidades importantes para los matlatzincas, se establecieron mexicas cuando conquistaron el valle de Toluca, en 1474. Llegaron también tlaltelolcas, a quienes se achaca la bravura de los de San Miguel, que siempre estuvieron en pugna con el gobierno colonial, buscando se les reconociera autonomía.
La
iglesia principal está dedicada, desde luego, a San Miguel Arcángel. Data del siglo XVII, ya que la original,
posiblemente del XVI, fue seriamente dañada por el temblor de 1682.
El
pueblo cuenta además con otras dos capillas coloniales, la de San Nicolás y la
del barrio de
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