En el extremo Suroeste del Municipio de Metepec, se
encuentra el pueblo de San Bartolomé Tlaltelulco, el cual reúne, como la
mayoría de pueblos tradicionales de nuestro país, el nombre con que se conocía
a la llegada de los conquistadores y el del santo patrono al que se le consagró
durante
Durante la siguiente
conquista, la española, este bello lugar boscoso, fue dedicado a San Bartolomé,
el evangelizador de oriente, quien partió a llevar la religión de Jesucristo a
Desde la llegada de los franciscanos a Metepec, San Bartolomé fue uno de los pueblos de visita de la doctrina. Se le visitaba un domingo sí y otro no. Sin embargo, desde el punto de vista civil, no formaba parte del territorio de Metepec sino hasta el siglo XIX, cuando se formaron los ayuntamientos constitucionales, reordenando el ámbito territorial de los municipios.
Por la geografía de este lugar, se dice que llegaron a habitar el pueblo algunos fugitivos de las leyes coloniales, entre ellos, esclavos negros que huían del yugo de sus amos. Esa combinación de bravura de tlaltelolcas y fugitivos, es quizás lo que da fama de fuertes y persistentes a los de San Bartolomé, quienes hoy en día se dedican fundamentalmente a la fabricación de ladrillos, tejas y diversos productos de barro para la construcción. Algunos de los personajes que este pueblo recuerda con cariño han sido el maratonista Pedro Díaz Chávez, el piloto aviador Enrique Mejía Orozco, el juez y cronista Simón Valdés Chávez y los benefactores Prisciliano Díaz Blanquel y Fidel Contreras Quezada.
La iglesia principal de San Bartolomé, grande y hermosa, data por lo menos del siglo XVII, lo cual prueba una lápida con una inscripción de 1617 que se refiere a la antigua iglesia. En 1874 fue construida la barda perimetral. El templo actual se comenzó a construir en 1899 y se acabó el 11 de marzo de 1939. El atrio sirvió de panteón hasta 1985.
En su interior hay pinturas que representan el martirio de su patrono. Además, recibe una veneración especial una imagen del Santo Niño, protagonista de una bella leyenda que ha pasado de generación en generación. Cuentan que hace muchos años, nadie recuerda cuántos, el Niño de San Bartolomé fue llevado –como era costumbre— en peregrinación a Chalma. Mientras los peregrinos dormían, el Santo Niño fue secuestrado. Desesperados, los fieles volvieron a San Bartolo llenos de vergüenza. Se armaron de valor para confesar al sacerdote su desgracia. Al entrar a la iglesia, descubrieron el milagro: allí, sudoroso y lleno de polvo, se encontraba el Niño; había regresado caminando.
San Bartolomé se festeja el 24 de agosto.
También hay celebraciones por el “Santo Jubileo”
del 11 al 14 de septiembre con una misa diaria.
Y el 15 de mayo, San Isidro Labrador.
El Paseo de los Locos de San Bartolomé se realiza por separado del de la
cabecera.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario