Mis novelas

Mis novelas
Mis novelas

miércoles, mayo 03, 2023

FRANCISCO FRANCO

-->
DE LIBROS Y OTROS PLACERES

Volviendo al tema de los dictadores del mundo, no puede faltar uno que, por parentesco entre naciones, roza las historias familiares de muchos mexicanos y provoca, todavía, pasiones encontradas. Se trata de Francisco Franco, el Caudillo español, quien se hizo del gobierno de su país en 1939, tras el triunfo de las llamadas Fuerzas Nacionales sobre el Frente Republicano, al finalizar la Guerra Civil Española.

Franco había adquirido, desde el inicio de esa Guerra, en 1936, los títulos de Generalísimo de la Fuerzas Nacionales de Tierra, Mar y Aire y de Jefe del Gobierno del Estado Español, que le otorgaban todos los poderes del Estado. Se cuidó de mantener, durante casi 40 años, este poder omnímodo, conduciendo un gobierno autoritario y personal.

Inspirado en el régimen fascista de Mussolini y en el nazismo de Hitler, de quienes se declaró aliado no beligerante, los primeros años del gobierno franquista, conocidos como Etapa Azul, tuvieron como pilar a los militares de la Falange, que se dedicaron a perseguir a los miembros de cualquiera de las llamadas izquierdas o a quien hubiera ayudado a los republicanos durante la guerra. Estos “enemigos” eran detenidos, encarcelados y, muchas veces, condenados a pena de muerte o enviados a campos de concentración nazi. Se estima que hubo más de 280,000 presos político, unos 50,000 ejecutados y que entre 10 y 20,000 exiliados terminaron en campos de concentración nazis.

El discurso político de estos años era el exacerbado nacionalismo.

Esta primera etapa concluye al finalizar la Segunda Guerra Mundial.

Durante los siguientes años, Franco, preocupado por romper el cerco internacional que aislaba a España, sobre todo en cuanto a la economía mundial, se hizo cargo de buscar aliados y apoyos para alcanzar dicho objetivo. Se acercó a los monarquistas, prometiendo la restauración de la corona tras su gobierno (sin decir cuándo), a la Iglesia Católica y, con el infalible discurso anticomunista, a los Estados Unidos de Norteamérica. Para convencerlos, maquilló su gobierno promulgando leyes que parecieran democratizantes, firmó un Concordato con el Vaticano y un Acuerdo Hispano Norteamericano. Estas hábiles medidas le valieron el ingreso a la ONU en 1955 (un tache para esa organización, desde mi punto de vista).

Tras esos acuerdos, comenzó una etapa de desarrollo económico para España. Los inversionistas del mundo pusieron el ojo en ese país, especialmente los del ala conservadora católica, es decir, el Opus Dei; lo mismo hicieron los turistas, que llegaban en oleadas.

En 1969, Franco decidió nombrar como su heredero al príncipe Juan Carlos de Borbón, de cuya educación se había encargado personalmente. Gesto aplaudido por una facción de los monárquicos, pero reprobado por otra, pues el heredero legítimo de Alfonso XIII era don Juan de Borbón, padre de Juan Carlos.

En 1969, justo cuando la dictadura franquista cumplía 30 años, saltó a la prensa un escándalo de corrupción que salpicaba a varios ministros del gobierno. Se llamó escándalo Matesa, por el nombre de la empresa de maquinaria textil involucrada. A pesar de que Franco intentó acallar a la opinión pública e indultó a sus colaboradores, el daño estaba hecho y dio fuerza a los adversarios del régimen.  

La creciente inconformidad había dado fuerza a movimientos sindicalistas, estudiantiles y a partidos políticos clandestinos, como el PESOE de Felipe González. Algunos de estos opositores formaban organizaciones de corte terrorista; entre ellos la GRAPO, la FRAP y la más conocida: ETA, que daría la estocada final al dictador y su férreo gobierno, el cual ya estaba en decadencia, asesinando, mediante la explosión de una bomba, al presidente de gobierno, Luis Carrero Blanco.

El otrora pétreo Caudillo había envejecido. La apertura económica permitió que España progresara, cierto, pero también que la gente tuviera contacto con el exterior y dejara de engañarse con el discurso nacionalista que ya no cabía en ese tiempo. 

Para consuelo de sus adoradores y frustración de sus detractores, Francisco Franco no cayó en batalla ni murió asesinado. Falleció tranquilamente en su cama, en 1975, siendo un octogenario que nunca perdió el inmenso poder que el Ejército Nacional entregó en sus manos en 1936.

Como dije al inicio de esta nota, hay muchos hijos, nietos y bisnietos de sus víctimas que siguen sintiendo por él un odio vivo, un rencor que los altera. Y tienen buenas razones para ello.

También, hay conservadores que siguen suspirando por su Caudillo, al que idolatran como a un semidiós, y lo defienden aduciendo cifras económicas, mejoras sociales de aquel periodo y, desde luego, aseguran que aquel orden en donde todos eran muy católicos y jugaban roles tradicionales, era la mejor España, la que aún añoran. 

Ambientada en aquel tiempo y alrededor de personajes republicanos, especialmente el poeta Antonio Machado, escribí hace años la novela Sombras en el muro, que todavía circula por ahí bajo el sello Círculo Rojo.


No hay comentarios.:

Soñar...

Mi mayor placer es soñar. Soñar dormida y más, despierta. Dejar volar la imaginación y tratar de convertir esos sueños en palabras.

EL NIÑO BENITO JUÁREZ

--> DE LIBROS Y OTROS PLACERES Un personaje que no debemos olvidar, por su importantísimo legado a la formación de este país, es...