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jueves, julio 20, 2023

LA LIBERTAD VENCIDA

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DE LIBROS Y OTROS PLACERES

No todos los aniversarios del mes de julio se refieren al triunfo de la libertad. El 18 de este mes que aglutina la fiesta nacional del Canadá, la de los Estados Unidos y la de Francia, se cumple también un año más del pronunciamiento militar en contra de la segunda República española que, en 1936, se considera el inicio de la Guerra Civil de ese país.

Como todo conflicto social, esta terrible guerra fratricida llevaba varios años cocinándose. A España, siempre un tanto tardía, habían llegado también las ideas ilustradas, mezcladas con la doctrina marxista-leninista y, a pesar del gobierno de tinte fascista del dictador Miguel Primo de Rivera –o quizás, como contrapeso a un gobierno ultraconservador— estas ideas ganaban adeptos, alimentadas por la pobreza y el abismo entre las clases trabajadoras y los “señoritos” terratenientes, a quienes apoyaba el clero.

Cuando, en 1930, Primo de Rivera dimitió, el rey Alfonso XIII intentó retomar la senda constitucional y parlamentaria y convocó a elecciones municipales, que se llevaron a cabo en 1931. A través de las urnas, la mayoría externó sus anhelos republicanos; como diría el almirante Aznar cuando le preguntaron si esto reflejaba una crisis, respondió: “¿Qué más crisis desean ustedes que la de un país que se acuesta monárquico y se levanta republicano?”.

Respetuoso de la voluntad de su pueblo, de una manera ejemplarmente humilde, Alfonso XII hizo público un manifiesto que decía: “Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo… Un rey puede equivocarse, y sin duda erré yo alguna vez… Hallaría los medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes la combaten. Pero resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil… mientras habla la nación suspendo deliberadamente el ejercicio del Poder Real y me aparto de España, reconociéndola así como única señora de sus destinos”.

Una vez expresada así su noble sujeción a la voluntad del pueblo, el rey se ausentó de España y un gobierno republicano, de ideas claramente liberales, laicas y democratizantes, se instaló en su lugar. Se proclamó una nueva constitución que reconocía los derechos humanos de los españoles, eliminaba la cámara de los aristócratas y preveía la posibilidad de la expropiación forzosa de cualquier propiedad y la nacionalización de los servicios públicos. 

Como podrán imaginar, tales medidas hacían peligrar los privilegios de la clase pudiente y del clero, sostenidos durante siglos. Además, en Europa se encontraban en auge los gobiernos fascistas, que apoyaron a los militares de España, entre quienes no faltaba quien conspirara a favor de un golpe de Estado. Un primer intento, conducido por el general Sanjurjo, fracasó en 1932. Pero cada vez la sociedad se polarizaba más. En ambos bandos había matices, así como apoyos del exterior.

Finalmente, en enero de 1936 el Frente Popular, que aglutinaba a los grupos de extrema izquierda, obtuvo la mayoría en el Congreso. Las medidas que intentaron tomar en cuanto a tenencia de la tierra y leyes laborales colmaron la paciencia de la extrema derecha. Así, en julio de ese mismo año los militares, encabezados por los generales Franco, Sanjurjo, Mola y Queipo, se sublevaron contra el gobierno, desencadenando la guerra civil que duró tres años. En todo el mundo se movilizaron los simpatizantes de los republicanos; intelectuales y artistas de diversas nacionalidades viajaron a España para unirse al ejército llamado de “los rojos”. Pero nada pudieron hacer tan románticos sacrificios contra las armas y la organización del ejército, apoyado por nazis y fascistas y financiados por los aristócratas y el clero.

El triste desenlace, después de mucha sangre derramada, y una pauperización del campo que provocó hambruna, fue la dictadura franquista de la que hablábamos hace algunas semanas, la que por tres décadas, hizo retroceder a España en términos de libertad, democracia y tolerancia.

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