Cuando
pensamos en la literatura mexicana del periodo colonial solemos limitarnos a
mencionar a Sor Juana Inés de la Cruz, la llamada Décima Musa, cuya genialidad,
diversidad de conocimientos e intereses, se presentan a veces sin considerar el
contexto, la época y a otras figuras contemporáneas de la célebre monja.
Hoy
quiero referirme a un personaje fascinante, contemporáneo y amigo personal de
Sor Juana: el escritor, catedrático, científico y capellán del Hospital del
Amor de Dios, don Carlos de Sigüenza y Góngora.
Hijo
de un maestro de la corte española, y emparentado con el poeta culterano Luis
de Góngora, Carlos nació en la Ciudad de México en 1645. Recibió su primera
educación en casa, junto con sus siete hermanos, de manos de su padre. Después
ingresó colegio jesuita de Tepotzotlán para iniciar sus estudios religiosos,
los mismos que continuó en Puebla. En 1667 fue expulsado de la orden por
indisciplina. Regresó a la Ciudad de México e ingresó a la Universidad Real y
Pontificia. En 1672 asumió el cargo de catedrático de astrología y matemáticas.
Ocupó esa cátedra durante 20 años, realizando contribuciones notables, mientras
desempeñaba simultáneamente el cargo de capellán del Hospital del Amor de Dios.
En
1681 Sigüenza escribió el libro Manifiesto filosófico contra los cometas, en
que trataba de calmar el temor supersticioso que provocaba en la gente este
fenómeno cósmico. El jesuita Eusebio Kino criticó fuertemente este texto desde
un punto de vista aristotélico-tomista, pero, lejos de intimidarse, Sigüenza
respondió publicando su obra Libra astronómica y philosóphica (1690), donde
fundamentaba rigurosamente sus argumentos sobre los cometas según los
conocimientos científicos más actualizados de su tiempo; citando autores como
Copérnico, Galileo, Descartes y Kepler.
Imaginen
cuánto tenían en común este hombre y su amiga Juana de Asbaje, con quien pasaba
horas intercambiando saberes y sinsabores en el claustro de San Jerónimo. Ambos
con profundos conocimientos y diversos intereses; los dos, atacados por la
cerrazón, la envidia y el autoritarismo de jerarcas de la iglesia.
Las
intensas lluvias de 1691 anegaron los campos y amenazaron con inundar la
ciudad, y una plaga, consecuencia de toda esa humedad, consumió los trigales.
Sigüenza utilizó un aparato precursor del microscopio para descubrir que la
causa de la plaga era el Chiahuiztli, un insecto semejante a la pulga. Como
consecuencia de este desastre, hubo al año siguiente una severa escasez de
alimentos que provocó un motín popular. Las multitudes saquearon los comercios
de los españoles y provocaron incendios en los edificios del gobierno. Sigüenza
logró rescatar del incendio la biblioteca de la ciudad, salvándola de una gran
pérdida.
Como cosmógrafo real de la Nueva España trazó mapas hidrológicos del Valle de México. En 1693 fue enviado por el virrey como acompañante del almirante Andrés de Pez en un viaje de exploración al norte del Golfo de México y en especial a la península de Florida, donde trazó mapas de la bahía de Pensacola y de la desembocadura del río Misisipi. Probablemente esta experiencia inspiró su novela de aventuras marinas Los infortunios de Alonso Ramírez. Aunque se pensaba que ese libro era una pura ficción, algunos historiadores modernos han ofrecido pruebas documentales que constatan que Los infortunios no es ficción sino un relato autobiográfico, recogido por Sigüenza y Góngora de voz del propio protagonista. En él se narra la vida azarosa de un portorriqueño de ese tiempo, quien fue cautivo de piratas ingleses.
En sus últimos años, Sigüenza y Góngora dedicó mucho tiempo a coleccionar material para una historia del México antiguo. Desafortunadamente, la muerte prematura interrumpió este trabajo que no fue retomado hasta siglos después, cuando la conciencia criolla se había desarrollado lo suficiente para interesarse en la identidad de su nación.
Al
morir donó su valiosa biblioteca con más de 518 libros al Colegio Jesuita y
ordenó que su cuerpo fuera entregado a la medicina, para que se encontrara la
cura contra el mal que provocó su muerte.
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