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viernes, julio 22, 2022

FRANCISCO MODESTO DE OLAGUÍBEL

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DE LIBROS Y OTROS PLACERES

Un personaje crucial en la historia mexiquense del siglo XIX es Francisco Modesto de Olaguíbel Martinón, reconocido en su tiempo como un liberal de una pieza y un patriota incansable. Nació este ilustre ex gobernador mexiquense en 1806, en la capital de Puebla, de donde era oriunda su madre; estudió en el Seminario Palafoxiano de esa misma ciudad y en 1827 se graduó como abogado. Se trasladó después a la ciudad de México, donde trabajó como profesor de historia. Su cátedra marcó a importantes escritores, como Manuel Payno y Guillermo Prieto, quien relata en sus memorias esta experiencia:

Alguna vez me introducía en la cátedra de historia que daba el señor licienciado don Francisco Modesto de Olaguíbel, joven recién llegado de Puebla, hijo de una de las principales familias de aquel estado y la rosa de oro y el clavel de púrpura de la elegancia.

Tenía el señor Olaguíbel veintisiete años cuando le conocí; alto, rubio, de espléndida frente, ojos claros y anteojos de patillas de oro, manos aristocráticas y casi femeniles, se erguía en la tribuna, su ademán era correcto y bello, su voz dulcísima y su decir apasionado y elocuente.[1]

Además de la academia, fue colaborador en del periódico La Oposición, en el que expresó abiertamente –con el mismo apasionamiento y elocuencia que lo hacía en la cátedra— críticas al gobierno que le valieron su primer destierro de la República. Pero este tozudo y valiente liberal no se dio por vencido; al contrario, al regresar al país reincidió en sus ataques al gobierno a través de la prensa, por lo que fue encarcelado varias veces hasta exiliarse nuevamente, de 1839 a 1840.

Si bien tal conducta lo hacía persona non grata para el gobierno conservador, se convirtió pronto en uno de los miembros más respetados dentro del partido liberal, por lo que comenzó a actuar no solamente en la prensa, sino de manera directa en puestos políticos. Era regidor de la ciudad de México cuando apoyó la rebelión antisantanista de diciembre de 1844, ya como miembro importante del grupo de Valentín Gómez Farías, que promovía el restablecimiento de la federación y la reconquista de Texas.

Al triunfar los liberales en la llamada Revolución de la Ciudadela, en agosto de 1846, llegó al gobierno del Estado de México, asentado entonces en Tlalpan. De inmediato publicó un decreto derogando las leyes del centralismo y declarando la vigencia de la Constitución local. El 12 de septiembre trasladó Olaguíbel los poderes a Toluca, el 19 nombró gobernador suplente al licenciado don José María Esquivel, el 16 de octubre elevó al gobierno federal una viril protesta en contra de la disposición que mandaba poner la guardia nacional a las órdenes de los comandantes militares, y el 24 de ese mes se publicó en esta ciudad, bajo los auspicios del gobernador, en la Imprenta de Quijano y Gallo, el primer número del periódico oficial intitulado “EL PORVENIR DEL ESTADO LIBRE Y SOBERANO DE MÉXICO”.[2]

Las primeras medidas de gobierno de Olaguíbel se centraron en puntos que denotan no sólo las necesidades urgentes en aquella época, sino también, las inclinaciones de su personalidad: la honestidad en el manejo de las finanzas públicas, el impulso a la educación de calidad (ideal común a los miembros del partido y la logia que lo sustentaba) y la organización de la guardia nacional, las milicias rurales, así como la del llamado “contingente de sangre” que se refería a los centros de salud. El gobernador sabía que la guerra iba a ser, sin remedio, el tema de su administración, asunto al que no solamente no temía, sino que estaba dispuesto a atenderlo desde el frente mismo.



[1] Prieto, Guillermo, “Memorias de mis tiempos”, Universidad Veracruzana, México, 2009, pp. 100

[2] Gaxiola, Francisco Javier, “Gobernantes del Estado de México. Múzquiz-Zavala-Olaguíbel” Edición facsimilar de la de 1899 preparada por Mario Colín. Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, 1975.

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