Mis novelas

Mis novelas
Mis novelas

jueves, febrero 23, 2023

LOS PERFUMES

-->
DE LIBROS Y OTROS PLACERES

Nuestro cuerpo, maquinaria complejísima, se relaciona con el entorno a través de los sentidos, esas cinco facultades que nos enseñan, a manera de letanía, en la escuela primaria. Imágenes, sonidos, sensaciones, sabores y olores, pueblan nuestro mundo sensible.  Algunas nos provocan agrado; otras, repulsión. La memoria las graba y las relaciona con vivencias, con personas, con lugares. Pensamos con facilidad en el mundo de las imágenes; vivimos inmersos en él.  Estamos también muy conscientes de los sonidos. Identificamos con facilidad de dónde o de qué proviene un ruido, la música es parte de nuestra cotidianidad. A estos dos sentidos: vista y oído, se enfoca directamente el arte. Toda obra artística ingresa a nosotros siendo vista u oída. Pero no se queda allí: al procesarla, el cerebro la relaciona con los otros sentidos. Con sólo mirar una escultura, pensamos en su textura. Imaginamos estar tocando la superficie lisa y fría de un mármol; la cálida y rugosa de la madera o el barro. Los colores nos producen frío o calor. A través de la literatura, imaginamos olores y sabores, como en Gabriela, clavo y canela, de Jorge Amado, el brasileño. 

Pero de olores, de aromas quiero hablar hoy. El inmenso mundo del olfato. Ése que de manera magistral recrea Patrick Süskind en su novela El perfume, en la que se basó la película del mismo nombre, espléndidamente realizada. Jean Baptiste Grenouille, el protagonista, es poseedor de un olfato privilegiado. Se llama a sí mismo la mejor nariz de todo París. El chico está obsesionado con la posibilidad de conservar el aroma de un ser humano. Aprende todos los secretos de su maestro y lo supera; pero el aroma humano sigue siendo un misterio. La búsqueda lo conduce a Grasse, el pueblo del sur de Francia dedicado al cultivo de flores aromáticas y extracción de sus aromas.

Todo esto ocurre en el siglo XVIII. Pareciera que se trata de los pioneros de la perfumería. Sin embargo, este oficio es mucho más antiguo. Se tiene noticia de que las egipcias usaban perfumes, maquillaje y hasta cera de depilar. Y desde luego los griegos, hedonistas por antonomasia, daban gran importancia a los aromas.  

En la isla de Chipre, en el Mediterráneo, se encuentran los vestigios de la ciudad de Pyrgos, donde cuenta la leyenda que vivía Afrodita, la diosa del amor y la belleza. Allí, obviamente, se fabricaban los perfumes de la Grecia antigua. A través de los morteros,  de tarros con incrustaciones, de vasijas diversas y hasta un alambique, los estudiosos han determinado cuáles eran los cuatro perfumes usados por las griegas que deseaban ser tan seductoras como aquella deidad: pino, lavanda, cilantro, menta y almendras amargas, en base de aceite de oliva.  

Hoy, la perfumería es una de las industrias más florecientes y creativas. Año con año salen al mercado cientos de aromas nuevos, tanto para el cuerpo como para el ambiente.  Los creadores y los catadores son “divos”, cuidados y cotizados como grandes artistas.  Yo diría que eso son: artistas verdaderos. Y me pregunto: ¿Por qué no se ocupa el arte, de manera directa, de esa sensación? ¿Por qué los aromas y los sabores son materia del arte sólo de manera indirecta, a veces subliminal? Imaginen una galería exponiendo perfumes.  Cuadros o esculturas que desprendieran aromas. Salas de cine y de teatro donde además de sonido especializado pudiésemos percibir el aroma de un bosque, la brisa marina, el perfume de la protagonista…. 

¿Qué razón hay para que los chefs o los perfumistas, por creativos que sean, no sean admitidos en el círculo de los “elegidos”, de los grandes creadores?


No hay comentarios.:

Soñar...

Mi mayor placer es soñar. Soñar dormida y más, despierta. Dejar volar la imaginación y tratar de convertir esos sueños en palabras.

EL NIÑO BENITO JUÁREZ

--> DE LIBROS Y OTROS PLACERES Un personaje que no debemos olvidar, por su importantísimo legado a la formación de este país, es...