Mis novelas

Mis novelas
Mis novelas

martes, noviembre 30, 2021

NAPOLEÓN

-->
DE LIBROS Y OTROS PLACERES

En 1769, en una isla del Mediterráneo, María Letizia Ramolino daba a luz un hijo más, el segundo de los ocho que tendría, sin imaginar siquiera el destino inmenso que se abría ante él. La isla había sido vendida un año antes a Francia por la República de Génova. Sus habitantes, los corsos, no se sentían franceses en absoluto y guardaban rencor a Italia por haberse deshecho de ellos como una mercancía. El esposo de María Letizia, Carlo di Buonaparte, aristócrata de Córcega, llamó a su hijo Nabulione.

Durante su infancia temprana, este niño huraño y retraído, mal estudiante, excepto en matemáticas, no daba aún cuenta de su genialidad. Tal vez, porque como él decía: no puedo escribir bien porque me arrastran dos corrientes: la de las ideas y la de mi mano. Las ideas son más veloces y, por tanto, adiós a los caracteres.

Fue hasta después de los diez años, cuando ingresó junto con su hermano José a la Real Escuela Militar de París, que comenzó a mostrar sus aptitudes y, a los 16 años, fue comisionado como teniente de artillería. Al estallar la Revolución, este joven militar comenzó a destacar por su determinación, su capacidad y su valor, convirtiéndose en un personaje importante bajo el régimen del Directorio. 

Al frente del ejército francés, emprendió con gran éxito la invasión de Italia. Querido por sus tropas, temido por el enemigo, siguió dando cuenta de su genio, de su profundo conocimiento de la estrategia militar tradicional y su capacidad para aplicarla en el momento y la forma necesarias para vencer; asimismo, fue un maestro en materia de espionaje y simulación. Me creen afortunado porque soy hábil: pero los hombres débiles son los que acusan a los fuertes de tener suerte, afirmaba.

Una vez ocupada Italia y terminadas las negociaciones con Austria para respetar los nuevos límites territoriales, Napoleón volvió a Francia, donde se le recibió como un héroe. Entonces propuso emprender una expedición para colonizar Egipto, en la que participaron, además de la fuerza militar, un buen número de científicos e investigadores. Esto era algo novedoso, que granjeó a Bonaparte la simpatía de muchos ilustrados de la época.  En Egipto consolidó su poder, ordenó la abolición de la servidumbre y el feudalismo y garantizó los derechos básicos de los ciudadanos. Fue llamado por los egipcios Sultán Kebir, que significa Sultán de Fuego. Se me considera severo y duro. Tanto mejor, eso me exime de serlo, decía.

Desde Egipto, Napoleón estudiaba la situación europea y se preparaba para regresar. Volvió a la escena francesa cuando su país estaba seriamente amenazado por la Segunda Coalición, formada por la alianza de los enemigos de Francia: Gran Bretaña, Austria, Rusia, Portugal y Nápoles. Bonaparte se presentó como el personaje fuerte, tanto en lo militar como en lo político, y se puso a la cabeza del golpe de estado del famoso 18 de Brumario, que lo convirtió en Primer Cónsul y, al poco tiempo, en Cónsul vitalicio. Desde el Consulado, emprendió importantes reformas en todas las áreas de gobierno, desde obras públicas, educación, relaciones exteriores y reconciliación entre facciones internas. De esa época es el Código napoleónico, fundamento de las legislaciones de muchos tiempos y lugares, todavía en nuestros días.

Pero la ambición de poder del general corso no tenía límite. No conforme con el consulado vitalicio, consiguió auto coronarse emperador de Francia y emprender el ensanchamiento de las fronteras del Imperio, iniciando las guerras de conquista más atrevidas de varios siglos. No soy sucesor de Luis XVI, sino de Carlomagno, aseguraba y, picado por el aguijón enajenador del poder, llegó a pensar, como todos los grandes de la historia, que tenía una misión escrita en las estrellas: el hombre de genio es un meteoro destinado a quemarse para alumbrar un siglo. En efecto, este hombre dejó su marca en la historia, no solamente de Francia, sino de buena parte del mundo. Entre su legado, además del Código y otras leyes, están innumerables y majestuosas construcciones, así como importantes descubrimientos en Egipto. Inspiró y protegió a muchos artistas, entre ellos Beethoven y Víctor Hugo. Pero desgraciadamente, esa huella estaba llena de sangre: fueron millones de soldados, tanto de los suyos como de sus enemigos, los que murieron durante las batallas que provocó. Uno de sus más furiosos críticos, Thomas Jefferson, lo calificó como “el Atila de nuestro tiempo”, quien: ha causado la muerte de cinco o diez millones de seres humanos, la devastación de otros países, la despoblación del mío, el agobio de todos sus recursos, la destrucción de sus libertades…Ha hecho todo esto para hacer más ilustres las atrocidades perpetradas, para engalanarse a sí mismo y a su familia con diademas y cetros robados.

Luces y sombras propias del ser humano, enormes en los que destacan.

No hay comentarios.:

Soñar...

Mi mayor placer es soñar. Soñar dormida y más, despierta. Dejar volar la imaginación y tratar de convertir esos sueños en palabras.

EL NIÑO BENITO JUÁREZ

--> DE LIBROS Y OTROS PLACERES Un personaje que no debemos olvidar, por su importantísimo legado a la formación de este país, es...