Hablar de las tradiciones relacionadas con el día de
muertos es un tema inacabable. En años anteriores he relatado el origen de
algunas de las costumbres alrededor de estos días. Fechas plagadas de elementos
y prácticas que provienen de las diversas culturas que hoy se amalgaman en
nuestra realidad. Porque no podemos cerrar los ojos a la adopción de costumbres
de origen sajón llegadas en las últimas décadas desde los Estados Unidos. Y a
eso se refiere la noche de Halloween, que nuestros vecinos heredan de sus
ancestros del norte de Europa.
Y de ese continente, pero por conducto de los españoles,
nos viene la celebración católica de Todos Santos o Todos los Santos, que el
sincretismo colonial hizo derivar en un día dedicado a los infantes fallecidos.
Hoy quiero relatarles la interesante manera en que se
acostumbra, acá en Malinalco, celebrar a los difuntos. Como en la mayor parte
de nuestro país, se montarán ofrendas a los difuntos de cada familia. Pero hay
una particularidad fascinante: si la persona falleció entre los últimos días de
octubre del año anterior y el fin de octubre del año en curso, se considera
“Nuevo difunto” y se le dedica mucho más que un altar: todo el espacio
disponible en la casa se destina a un mega montaje de figuras hechas de cartonería,
en tamaño natural, recreando escenas de las actividades cotidianas y las
favoritas del fallecido. Por ejemplo, si era panadero, se hará, a manera de
escenografía teatral, una réplica del horno, charolas con pan y la figura del
propio panadero con la misma talla que tuvo en vida. Si era aficionado a las
peleas de gallos, un palenque; si disfrutaba conducir una motocicleta, fabrican
el maniquí con su ropa, su casco y lo montan a la moto. El año pasado pude
admirar un cortijo con novillos y torero, una panadería, un palenque y la
motocicleta mencionada, además de un caballo y su jinete. Les comparto algunas
de las figuras fascinantes que admiré este año.
Los eventos comienzan la tarde del 31 con el “Recorrido
del Mictlán”, un desfile carnavalesco de carros alegóricos y grupos de peatones
que recorren parte del centro del pueblo danzando. Esta iniciativa cumplirá 10
años y la promueve la asociación de acción social Imaginalco, que trabaja por
mejorar las condiciones de niños y jóvenes en la localidad.
La tarde del 1º de noviembre las casas abren sus puertas
y reciben a quien desee entrar a ver sus ofrendas y dedicar una oración, un
pensamiento y velas para los difuntos de esa familia. En agradecimiento, a los
visitantes se les ofrece alguna colación, a veces un regalito representativo.
Este recorrido continúa toda la noche.
A diferencia de otros lugares de México, aquí no se
acostumbra velar en el cementerio, a donde se acude hasta la mañana del día 2
para pasar el día acompañando al difunto en su regreso al más allá, ornando su
tumba y, por qué no, disfrutando de un buen refrigerio en compañía de los
vivos, vecinos y parientes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario