Mis novelas

Mis novelas
Mis novelas

jueves, noviembre 30, 2023

JULIA, UNA MUJER MARCADA POR LA TRAGEDIA

-->
DE LIBROS Y OTROS PLACERES

Hace algunos años, una noticia sorprendió al mundo: Cristina Onassis, la mujer más rica del planeta, se había suicidado. En esta época en que todo se tasa en dinero, mucha gente se preguntaba, ¿cómo es posible que alguien con capital suficiente para comprar casas, yates, empresas, viajes y joyas, no haya sido capaz de ser feliz? Sin embargo, la muerte de Cristina, quizá suicidio, tal vez a causa de los excesos en drogas y alcohol, las excentricidades y rarezas de muchos otros personajes del  jet set nos llevan a cuestionarnos sobre la felicidad, su esencia y su condición efímera.

      Algo parecido sucedió, hace dos mil años, con la hija, supuestamente adorada, del hombre más poderoso de aquellos tiempos: Julia, la hija del César de Roma, Octavio Augusto.

      Julia llegó al mundo en un día que marcaba para siempre su mala estrella: el día en que su padre se divorciaba de su madre para casarse con la astuta Livia, quien sería el complemento y sostén del poder del césar. A los cuantos meses, quizás cuando su madre biológica la destetara, fue entregada a su padre y madrastra para que la educasen y se le utilizara, como era la costumbre, en alguna alianza matrimonial que conviniese al César. En ese tenor, a los dos años de edad estaba prometida con el hijo de Marco Antonio, antes de que éste perdiera su poder y su vida a causa de su pasión por Cleopatra.

      Mientras tanto, Augusto procuraba para su amada hija una educación refinada en todos los campos, no solamente en actividades propias de una matrona. La inteligencia de la hija de Octavio sobresalía en las letras, las artes y el conocimiento de las leyes y la política.

      Aquella primera promesa matrimonial se disolvió, y a los catorce años casaron a Julia con su primo Marco Claudio Marcelo.  Dos años más tarde, el joven marido falleció, lejos de Julia, durante una batalla.

      Nuevamente se le unió a un militar, el general Marco Vespaciano Agrippa, veintinco años mayor que la inquieta romana. Tuvo con él cinco hijos, lo siguió a varios rincones del Imperio a causa de las campañas militares, pero se daba tiempo para desfogar sus impulsos románticos con otros hombres, según cuentan los historiadores de la época.

      Cuando Agrippa murió, Livia decidió aprovechar la viudez de su hijastra para afianzar la posición de su propio hijo, Tiberio, como sucesor al trono. Entonces convenció a su esposo de obligar a Tiberio, recién casado y enamoradísimo, de divorciarse para desposar a la viuda.

      Tiberio no tuvo otra opción que obedecer al César, pero descargó su rencor en la esposa que le hicieran tomar contra su voluntad. Julia se refugió, como era su debilidad, en otros hombres. Cuando sus infidelidades se hicieron públicas –muchas de ellas, dicen, inventadas por sus enemigos—, Augusto, herido porque le fallara su propia hija, cuya imagen había hecho difundir como ejemplo de todas las virtudes deseables en la mujer romana, la envió al exilio.

A la muerte del César, Tiberio ascendió efectivamente al trono de Roma. Para sellar su odio y venganza, confinó a Julia a su habitación, y, según cuentan algunas versiones, prohibió que se le alimentara hasta que muriese de inanición. O quizás ella misma se dejó morir de hambre, incapaz de escapar a tan cruel castigo.

Tal fue el fin de una mujer dotada de todos los dones naturales y circunstanciales: belleza, inteligencia, preparación, el amor de su padre, infinita riqueza y la admiración de muchos. Como a Cristina Onassis, de nada le sirvieron. La infelicidad fue el sello de su existencia.

¿Te interesa la historia del tiempo de Julia, la hija de César Augusto? Puedes encontrar a estos personajes en mi novela El pez de alabastro, recién reeditada en España bajo el sello Áltera.

No hay comentarios.:

Soñar...

Mi mayor placer es soñar. Soñar dormida y más, despierta. Dejar volar la imaginación y tratar de convertir esos sueños en palabras.

EL NIÑO BENITO JUÁREZ

--> DE LIBROS Y OTROS PLACERES Un personaje que no debemos olvidar, por su importantísimo legado a la formación de este país, es...