Estoy verdaderamente
entusiasmada con la conexión de una historia verosímil con la que surge la
empatía. Hace varios años leí, El Azteca y la historia narrada por ojos
extranjeros son buenos, pero la realidad rebasa, como diríamos, la novela; la
diferencia en esta extraordinaria narrativa emerge en del pensamiento narrativo
de la escritora, Bertha, de la pericia de momentos entrañables que les da un
nombre, un origen desde el uso de palabras en náhuatl, costumbres, y cobra vida
ver un proceso de cambio social no esperado. Me gustan las metáforas que me estremecen
la piel que van desde azules cielos, hasta silencios repentinos. Las voces son
tan fluidas que la voz omnisciente nos da un preámbulo de los diálogos que
surgen inesperados y muy elocuentes. Desde el inicio llevo a saber que más y hacer esa comparativa con
lo que conocemos.
Le adjunte a mi página de
inicio la palabra: Ecos. Porque resurgen personajes que hacen que nuestra
historia resurja y quede plasmada en esta novela.
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