Mis novelas

Mis novelas
Mis novelas

jueves, febrero 24, 2022

CLEOPATRA 2ª. PARTE

-->
DE LIBROS Y OTROS PLACERES

¿Qué paso con Cleopatra después de aquella legendaria oferta de sí misma a los pies de Julio César, según comentábamos la semana pasada? Lo obvio: se convirtieron en amantes. El romano apoyó la petición de ella y respaldó su legítimo derecho al trono, en unión de su hermanito-esposo, Ptolomeo, quien finalmente sería abatido en una revuelta en que intentó recuperar el mando único. Con el pretexto de proteger a su amante, Julio César permaneció algunos meses en Egipto; Cleopatra lo llevó en una expedición por el Nilo, para mostrarle el ancestral poderío de su imperio. Ese viaje sería fundamental para el triunviro: de allí volvería a Roma a implantar algunas de las prácticas administrativas recién aprendidas, y reforzaría su ambición de legar grandes construcciones y de concentrar en su persona un poder que iría alejando a su patria de los principios republicanos que antes defendiese.

A la egipcia también le cambió la vida en esos meses: poco después de la partida de Julio César daría a luz a César Ptolomeo, conocido como Cesarión, para quien ambicionaría un doble trono: Egipto y Roma. La consecución de esa idea la llevó a perder lo que debió haber sido su misión única: gobernar la tierra de los faraones, manteniendo a Roma como aliado pero sin perder una sana distancia.

Cuando aquél vástago y su madre estuvieron en condiciones de viajar, Julio César los llamó a su lado, en Roma. Instaló a su imperial concubina en una casa en los jardines de Trastevere, solo separada de la residencia de su esposa Calpurnia por el río Tíber. ¿Se imaginan, amigos, el chismorreo entre las damas de aquella capital? ¿Las groserías que habrá recibido la faraona por meterse en terrenos ajenos? A su calidad de ser “la otra”, Cleopatra sumaba en su contra, a los ojos de las mujeres su atractivo físico, su enorme riqueza y lo más seductor: una charla culta, inteligente, que se expresaba a través de una voz que se dice bellísima, modulada con cuidado. Estos defectos según las miradas femeninas eran sus grandes cualidades a los ojos de los patricios; muchos de ellos visitaban la residencia del Trastevere para disfrutar de la exquisita hospitalidad de la famosa egipcia.

Se encontraba en aquella ciudad eterna la reina de Egipto cuando el descontento y la intriga en contra de Julio César condujeron a los senadores Bruto y Casio a cometer el conocido crimen, la sangrienta traición en el recinto mismo del Senado donde apuñalaron a su otrora líder. Hemos oído mucho sobre este hecho histórico, pero quizás no nos hemos preguntado qué pasó en ese momento crítico con Cleopatra y su hijo Cesarión, quien tenía buenas calificaciones para ostentarse como hijo legítimo de la víctima. Obviamente, su ya débil posición entre la sociedad romana se hacía más frágil aún. Era inminente salir de inmediato y volver a sus dominios, desde donde podría emprender la defensa de los derechos sucesorios de su vástago ante Octavio, el hijo adoptivo del difunto. No relatan los historiadores cómo y quién la ayudó a llegar sana y salva hasta Alejandría, pero ya conocerán mi versión de estos emocionantes hechos… pueden leerla en mi novela Volver a Roma.

No hay comentarios.:

Soñar...

Mi mayor placer es soñar. Soñar dormida y más, despierta. Dejar volar la imaginación y tratar de convertir esos sueños en palabras.

EL NIÑO BENITO JUÁREZ

--> DE LIBROS Y OTROS PLACERES Un personaje que no debemos olvidar, por su importantísimo legado a la formación de este país, es...